Papá ¿estás?      por Liliana Mizrahi

Escucho en un bar a dos padres riéndose, mientras uno le dice al otro:

— De los hijos hay que olvidarse, son muy frustrantes. No sé qué pasó con el amor padre-hijo, no es como antes. Ahora, mutuamente, no nos gustamos, no nos elegimos, y no hay mucho para hablar ni para hacer.

— Yo, debo reconocer que nunca viví con ellos, estuve en el extranjero, y los dejé con la madre con la que nunca me casé, pero los reconocí. Los conocí ahora de grandes, los ayudo con dinero porque son prolijos, estudian y ayudan a la madre, si fueran drogadictos ni los vería, ni les daría un peso.

Avanza peligrosamente, en padres e hijos, la amnesia de la propia historia, el olvido de lo vivido. Parece una fractura, una ruptura en la continuidad del “estar-juntos”. Es una emergencia social que debemos atender: en el área familia, educación, escuelas, en el estado-nación, el vacío de padre, la ausencia de padre, la falta del Otro.

La familia, es una institución en declive: la familia tradicional no sobrevive, desaparece. Como institución ha sufrido notables alteraciones en el eje padre-hijos.

La familia tradicional padece una sostenida disolución/desintegración. Además, la confusión que se suma con respecto a las variadas experiencias familiares, nuevas y mezcladas por las que pasan los individuos. Las familias se multiplican. Aparecen nuevos modelos de familia, y por ellos transitan padres e hijos: familias ensambladas, monoparentales, ampliadas, familias que se conocen y visitan los fines de semana, o bien familias quincenales y de veraneo, padres que ocupan el lugar de otros padres, madres que no son madres pero hacen de madres, (si las dejan las otras madres), familias simultáneas que se cruzan, o se chocan o se rozan, entre sí. En fin... emergen ahora muchos modos alternativos del “estar-juntos”. Hijos con permiso para amar a los otros padres o hermanastros, hijos que obedecen el mandato de irritar, molestar, desunir. Culturas, estilos, prejuicios, modelos vinculares, personalidades conflictivas, celos, exclusiones, rivalidades, miedos, rabia, sentimientos de abandono, necesidad de ser recompensados, vivencias de despojo, usurpación, pérdidas, duelos, cambios, todo esto y mucho más, ponen en juego las figuras, padre / madre, supuestamente portadoras de autoridad y jerarquía.

Una consecuencia grave de esto es la desaparición de la tarea de cuidado, atención,acompañamiento, protección y autoridad de los padres a los hijos. O incluso, la inversión de la escena: hijos que cuidan desde pequeños, o muy jóvenes a sus padres, los contienen en sus angustias amorosas, los intentan controlar, renuncian a sus salidas para no dejarlos solos, o bien, son sus confidentes, sus cómplices, sus amigos.

El padre, como la madre, en tanto rol y lugar en la familia, son lugares y funciones simbólicas. O sea, no importa quién ejerza el rol, si el padre biológico, el nuevo marido de la madre, un médico al que se ve con frecuencia, un tío, un abuelo, o un maestro, la importancia es que ese varón o mujer, se inscriba significativamente y sea un referente de identidad, valores, normas, orientación en la vida, lectura de la totalidad, lectura crítica de la realidad, fuente de respeto y reconocimiento del niño, joven o adulto. Padre es el que trasciende a través de los hijos. Para mí, padre, es el que uno lleva adentro, recuerda todos los días e incluso consulta, aún después de muerto. ¿Qué hubiera dicho... mi padre, mi abuelo, el Dr. X.?

Padre es el que representa la ley, su palabra tiene esa fuerza, representa discursos sociales legitimados e idealmente encarna valores de honestidad, compromiso con la verdad, reconocimiento y valoración. Padre es el que marca, pone límites, baja a la realidad, enseña, da el ejemplo, es capaz de autocrítica y de pedir disculpas.

Muchos no pueden decir esto, han tenido padres mentirosos, o ladrones o descalificadores, o sencillamente ausentes, ausentes, siempre ausentes. ¿Papi donde estás que no te veo? ¿Falta amor?... y, puede ser. Si es así, creo que conviene saberlo.

Observo, sobre todo en los sectores de gran poder adquisitivo, una gran pobreza, un retaceo de la disponibilidad, el compromiso y la responsabilidad hacia la problemática de los hijos. Se los delega en los colegios, en las mucamas, se los deposita en los terapeutas, se los llena y re-llena de objetos materiales, pero no se los escuchan, ni se los entienden, ni acompañan los procesos críticos de los niños, adolescentes o jóvenes. Esos padres, bastante tienen con lo propio: el dinero, los negocios, las mujeres, el fútbol, el tennis, el golf, todo da para que haya un sutil borramiento.

En ese sentido, creo que estamos amenazados por la minimización de la responsabilidad y el compromiso, y simultáneamente la atrofia de la conciencia, la disminución de la capacidad crítica, la distorsión en la percepción de la realidad, la no-lectura de la totalidad y la alteración de valores. Todo se transmite de padres a hijos. Todo se sabe. Todo se hereda.

Ahora vivimos en el reino del laissez faire: todo vale, está bien, hacé lo que quieras, jódete, sálvese quién pueda, que se las arregle, que se la banque, todos contra todos.

Es verdad que los hijos pueden ser muy frustrantes, sobre todo cuando son seres frustrados, carenciados, a los que les faltan figuras fuertes, firmes, que les pongan límites, los orientan en la vida y les den pertenencia. Límites es amor.

Los modelos tradicionales, convencionales, de padre y madre han sido destituídos. Quedan muy pocos, parece que han caducado. En muchos casos, el lugar del padre está vacante. Porque es un padre ausente, que está trabajando, o está en otra cosa, porque aún estando es una ausencia, porque está de novio con otra mujer, porque está con su otra/nueva familia, porque miente, porque está ocupado y enchufado a alguna pantalla, o con el teléfono incrustado en la oreja, o mandando mensajitos de texto, porque está muy cansado, porque está deprimido, porque no tiene tiempo libre, porque también él es un adolescente tardío, porque tiene cosas pendientes de su adolescencia que quiere hacer ahora, porque no tiene ganas de estar con los hijos. Porque está harto. O quizás, porque todavía es hijo.

— ¿Papi, papi, dónde estás?, ¿si no estás para mí, para quién estás?, ¿y si no estás ahora, cuándo?

Marzo de 2008
 
Comentarios  
lucia casal
2 de septiembre de 2008
hola si mis papas estabn re bien pero en navidad la pase con mis abuelos y mi mama pero mi papa con la mama yo la pas etriste malllll ahora el esta solo noce dodne estaaaa el numero de el es 1569225410 llamenlo
Marcello Leonard Mazza
23 de agosto de 2008
Estimada Lilian, Yo soy el "nuevo modelo de padre" de que tanto se habla en los medios de comunicación. En concreto: 1. Cogí una ño de baja paternal cuando nasció mi hijo Roberto (probablemente sea el único en España) 2. Tras el divorcio (querido por la madre cuando encontró nueva pareja) había total acuerdo entre mi ex mujer y yo sobre el hecho de que nuestro hijo Roberto de 5 años tiene que dormir 200 (de 365!!!) noches al año conmigo. Así queda reflejado en la sentencia de divorcio 3. Sin embargo, esperpento de los esperpentos, la custodia es exclusiva de la madre. Así lo dicta el juez!!!! El tema de la custodia no es ninguna tonetería: la madre ha cammbiado de ciudad cada 2 años en los últimos 18 años. En los últimos 6 años, Roberto y yo, hemos tenido que cambiar 5 piso en 5 años y 3 colegios en 3 años. Contra mi voluntad y sin consultarme 4. La custodia exclusiva de la madre comporta tambien que tengo que pagar una pensión a la madre aunque ella gane más que yo y aunque sea yo quien carga con la mayoría de los gastos del niño. Puedes imaginar que mi carrera profesional e situación economica son críticas tras tener que abandonar mi carrera profesional y mbiar de ciudad y piso 5 veces en los últimos años. 5. La directora del colegio ha firmado y sellado un calndario en que aparece claro que la madre no ha acompañado ni recogido al colegio el niño ni una vez en todo el curso. Es más, declara "el padre es el único referente que heos tenido en cuanto a la educación del niño. 6. La señorita.tutora ha firmado y sellado una declaración en la que dice que jamás ha visto la madre, un larga lista de "solo el padre" y cocluye diciendo que "en absoluto resulta aconsejable cambiar nuevamente de colegio a niño". Lo mismo la psicologa del colegio. ¿Crees que eso vale de algo? La madre ha cambiado de colegio y ciudad una vez más sin conultar ni informar,para seguir su nuevo novio y otro trabajo. Le ha metido en un colegio elegido al hazar por la comisión de escolarización. Un colegio no adecuado. Vayamos al punto central: Yo sigo aquí cuidando de mi hijo Roberto de forma preponderante porque tenía unos ahorros que había acumulado ante de que nasciera mi hijo. Ya no los tengo. Sin esos ahorros sería "otro padre que abandona su hijo" como los que describes en tu artículo. Robero está conmigo 200 noches al año pero no tengo su pasaporte, dni, tarjeta sanitaria, acceso a su expediente médico, tengo los informes escolares porque soy miebro activo de la Asociación de padres del colegio (dependen de la buena voluntad de la directora del coelgio que ve lo que hay). Como padre la ley y los jueces españoles no me dan ningun derecho, dignidad ni trato igualitario. Soy un esclavo. No te engañes: es la ley española que está creando las situaciones de abandono que describes, la desturcción de la familia y la perdida de los padres en hijos separados. Y el fracaso escolar del 50% entre hijos varones de padres separados. Todo los países que llevan 30 años mas que españa con ley de divorcio han SIDO OBLIGADOS por los hechos a garantizar por ley la custodia compartida. Desde 1983 en California, desde 1991 en Francia, desde 2004 en Italia, por ejemplo. Elinterés superior del niño se define en todos esos caso España está volviendo a descubri la rueda, ensarzada en una guerra dañina e inutil entre sexos. Una guerra basada en la ideología, no el na psicología. LLamame cuando quieras, quedamos y te enseño todo los papeles. Abre lo hojos y ve lo que pasa en los tribunalesy la sociedad española. Un fuerte abrazo, Marcello
Hilda
14 de agosto de 2008
Estimada Liliana agradezco tu artículo, lo encontré en mi intento de encontrar respuestas para mi desasosiego maternal ante la furia de un padre que no quiere ver ni oir a nuestra hija de 19 años que perdió su ingreso a la Universidad y una hija que estuvo muy sometida a presiones de muchos tipos en los últimos años y que no ha tenido una relación afectiva profunda con su papá, él ha sido un padre ausente de sus sentimientos y que no ve en ella lo que es sino se pelea con ella por lo que a él le hubiese gustado que fuera. Estoy muy tensa pero tratando de incidir de la mejor manera para acercarlos y que dialoguen, que él comprenda a su hija y cambie su actitud no sólo por el momento sino el rumbo de su relación con ella, que es tan sensible e inteligente, es una artista de graffiti. Y que ella le muestre respeto a su papá contándole cómo fue que se llegó a este punto, para que él conozca los detalles y tenga forma de entender, sé que no será suficiente, por eso les recomendaré con suficiente presión para que tomen una terapia de hija y padre. Creo que así podrían conocerse y superar los conflictos que hay detrás de esta situación académica, la que sólo es un síntoma. Si tienes alguna sugerencia te la voy a agradecer mucho. Un saludo a tí y a todos tus lectores
camila
13 de agosto de 2008
soy camila la chica que pide informacion sobre padres y madres usentes ademas me gustaria que me manden a mi meil nuevo (camilamaneiro@yahoo.com.ar) un abrazo
camila
13 de agosto de 2008
hola yo mucho no se del tema, y tampoco tengo hijos, ya que tan solo tengo 16 años, pero estoy haciendo un trabajo dobre padres y madres ausentes, este tema me gusto debido a charlas que he tenido con amigos...yo creo que uno no elige el padre o la madre que quiere tener pero los padres si elige tenernos y es su deber mostrar afecto para crecer en un buen hogar; la verdad que por mas que ua persona trabaje no debe descuidar a sus hijos, ya que lo que nosotros vemos en nuestra casa lo vamos hacer fueran y dentro de ella; ademas si crecemos en un hogar en el cual nos muestran cariño nosotros fuera de la casa tambien vamos a sentirnos bien y en un futuro a nuestros hijos los criaremos con los valores enseñados por nuestros padres... yo por suerte tengo padres que estan compartiendo cada momento a mi lado pero conozco gente en la cual no estan con su padre o su madre y la verdad que ellos se muestran muy fuerte frente a las personas pero cuando se tocan temas con estos ellos comienzan a contar y uno se da cuenta de los verdaderos sentimientos...y yo por mi parte no se qu decir... en fin creo que lo que uno recibe lo da, y si recibimos afecto cariño y comprension,nosotros daremos lo mismo tanto a nuestros padres, como a la sociadad y ademas estaremos y criaremos a nuestros hijos como nuestros padres nos formaron a nosotros... muchas gracias y si alguien me puede mandar informacion sobre este tema se lo agradeceria muchisimo camigonzalez@hotmail.com
Martin G.
31 de marzo de 2008
Liliana, asi como a nuestros hijos les transmitimos nuestros genes, creo que la educaciòn que les damos tambièn se vuelve parte de su ADN. Creo altamente probable que aquellos hijos que reciben amor de sus padres, van a transmitir ese valor a sus propios hijos. No me parece que haya caducado (tampoco lo deseo). Ahora, la realidad es que cada modelo de familia hoy reproduce "genes" muy distintos entre sì, y ahì es donde se ve la desarticulaciòn de esta cultura familiar. Me parece que padres como los que citas al inicio no actuúan asi por desprecio a los valores "tradicionales". Si les das a elegir, creo que todos querrian tener un vínculo afectivo más sólido con sus hijos. Pero hoy no se enseña que para tener esa cosecha afectiva, primero hay que sembrarla. Si uno siembra desatenciòn, insensibilidad, poca valoraciòn. etc, eso es lo que va a recibir.
Rosario
28 de marzo de 2008
Padres ausentes, pero también madres ausentes. Y no es culpa del trabajo. Si bien el tiempo es mucho, muchìsimo, la presencia de los padres tiene que ver fundamentalmente con acompañarlos en el crecimiento. Saber en qué andan, qué les pasa. Compartir momentos.

 


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